En la industria alimentaria se camuflan jarabes con azúcares añadidos ingredientes aparentemente saludables.

Las salsas de tomate son la base de muchos guisos de la dieta mediterránea, indispensable en nuestras cocinas.
Sin embargo es recomendable realizarlas de forma casera con tomates frescos en vez de comprarlas ya envasadas ya que los nutricionistas advierten de que sus ingredientes no son todo lo sanos que deberían de ser. Las salsas de tomate que se comercializan contienen grandes cantidades de sal y azúcar.
explica al periódico digital australiano News la nutricionista Kristen Beck.
“Una cucharada de salsa de tomate equivale a unos 15 mililitros; en esa cantidad tan pequeña hay una cucharadita de azúcar, unos 5 ml, casi la tercera parte”
El problema de estas cantidades de azúcar presentes en las salsas es que estos son añadidos artificialmente.
El problema, sobre todo, no es del azúcar que contiene la salsa de tomate, sino del tipo de azúcar: son azúcares añadidos artificialmente (principalmente el jarabe de maíz).
El jarabe de maíz alto en fructosa es un sirope más barato que el azúcar común y proporciona un dulzor similar por lo que es utilizado como sustituto de este. El valor nutricional de este jarabe es nulo y puede aumentar los niveles de insulina y hacer ganar peso.
Aparte del azúcar las salsas de tomate preparadas también llevan cebolla en polvo, vinagres y sal que contienen muchísimo sodio (5 cucharadas de salsa de tomate proporcionan Toda la cantidad recomendada al día).
Ojalá cause efecto en los gobiernos responsables
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Muy interesante!!!
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Es más sano coger tomates naturales y hacernos conserva para no consumir esas cantidades de azúcar y sodio!
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Interesante
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